Cabo San Agustín
Conoce la historia del CaBO SAN AGUSTÍN
Cabo San Agustín: un rincón mágico del occidente asturiano
En el corazón de la costa occidental asturiana, el Cabo San Agustín se erige como un mirador natural privilegiado que ofrece unas vistas espectaculares del mar Cantábrico y del paisaje agreste que caracteriza esta parte del litoral. Situado en el concejo de Coaña, este cabo no solo destaca por su belleza paisajística, sino también por su riqueza histórica y su valor simbólico como punto de encuentro entre tierra, mar y cielo.
Una de las señas de identidad del Cabo San Agustín son sus dos faros, únicos en su disposición. El más antiguo, del siglo XIX, se complementa con una moderna torre y una campana, creando una estampa muy particular que llama la atención tanto de aficionados a la fotografía como de amantes del patrimonio marítimo. Desde aquí, es posible contemplar el horizonte en toda su inmensidad y disfrutar de atardeceres inolvidables.
Pero el encanto de este lugar va más allá de sus vistas. En las inmediaciones del cabo se encuentra la Ermita de San Agustín, una pequeña construcción que da nombre al lugar y que ha sido testigo, durante siglos, del paso de marineros y caminantes.
En el interior de esta, en los laterales, se pueden ver maquetas de barcos colgantes.
La combinación de arquitectura rural, entorno natural y tradición religiosa añade una dimensión espiritual y cultural al enclave.
El entorno del cabo es también un excelente punto de partida para rutas a pie o en bicicleta, ya que forma parte de la conocida Ruta Marinera.
El Cabo San Agustín también ha sido testigo de momentos históricos relevantes, como su papel durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se instaló un puesto de vigilancia en la zona. Hoy, esos recuerdos conviven con una naturaleza casi intacta, donde las aves marinas y el rumor del oleaje son los principales protagonistas del paisaje sonoro.
Visitar el Cabo San Agustín es una experiencia que combina historia, naturaleza, tranquilidad y belleza. Ideal tanto para una escapada en pareja como para un plan familiar, este rincón de Coaña invita a desconectar, respirar aire puro y dejarse maravillar por la fuerza del Cantábrico.
Un lugar que enamora a quien lo descubre, y que siempre deja ganas de volver.